lunes, 5 de agosto de 2019

Sobre fanáticos y pragmáticos. Que se baje Macri y lo deje a Espert para que no ganen los K

A propósito de la candidatura de Espert me he envuelto en toda una serie de discusiones sin gollete.
Gente a la que aprecio mucho y cuya opinión suelo considerar valiosa no hace más que razonar con el upite y babear consignas absurdas con tal de defender al oficialismo. Por supuesto se ofenden cual quinceañeras ante tales señalamientos apelando a las más finas costumbres en pos de mantener un debate libre de calificaciones y expresiones soeces. Bastante maricón me parece este argumento, siendo que estoy respondiendo a acusaciones de gravísimo tenor.
Se dice del candidato al cual apoyo que es “un esbirro a sueldo del kirchnerismo”. Se dice del actual gobierno que son la única alternativa republicana con verdaderas chances de ganar y por eso hay que votarlos. Se dice de quienes apoyamos a Espert que somos ingenuos, funcionales a los K y fanáticos cuyas ideas son impracticables en la Argentina actual. Esperan, de manera condescendiente, que me tome esto como un consejo amigo y se horrorizan ante la consecuente puteada. El insulto está implícito en sus argumentos, muchachos. Yo apenas respondo.
El país al que aspiramos los liberales, en líneas generales, es uno en el que el estado te deje tranquilo, en donde puedas hacer lo que se te cante siempre y cuando no afectes ese mismo derecho en los demás. En definitiva, respetar aquello de que todos somos iguales ante la ley (o ante Dios si se quiere) y que cada individuo es responsable por sus acciones. Tan simple como esto. Si bien un país así nunca existió acabadamente, existen varias comparaciones que permiten ver quiénes son los que más se acercan a ese ideal (por ejemplo el índice de la Heritage Foundation) o cuál fue la evolución de un país a lo largo de los años. Sólo un necio podría negar que en apenas un siglo pasamos de ser uno de los faros del mundo a una ciénaga decadente. Llegaban barcos de todas partes en busca de no otra cosa más que oportunidades. Afortunadamente nuestros antepasados tuvieron que trabajar desde niños en lugar de soportar maestras hablando en lenguaje inclusivo. Tuvieron que ahorrar para la vejez o apostar a la capacidad de sus hijos para virar en “dotores” en lugar de confiar en los generosos derechos otorgados por los gobernantes. 
Las opciones electorales que aparecen este domingo son:
  • Populismo reloaded con un clásico político chanta como Alberto Fernández cuya principal contra es haber sido jefe de gabinete del padre de la trágica “década ganada”. En su favor podemos decir que fue funcionario de Menem en su etapa rescatable y de Cavallo (Erhard, comparado con lo que vino después -salvo López Murphy que duró 2 semanas).  Como agravante es que tiene atrás a CFK y su séquito de idiotas enceguecidos hambrientos de poder.
  • Populismo “cool” con un partido que traicionó a su electorado republicano para congraciarse con la progresía berreta que jamás los votaría. Los argumentos para apoyarlos y las justificaciones son: 
    • que necesitaban primero aumentar su popularidad para luego hacer las reformas (o sea, el fin “patriótico” justifica el populismo. Mismo argumento que los K: “nosotros somos buenos”).
    • que no se puede hacer todo de la noche a la mañana. Estoy de acuerdo, pero eso no justifica no hacer un cambio de fondo en 4 años. Mantuvieron el asistencialismo, los impuestos en niveles confiscatorios, gastando más de la cuenta, tomando deuda exorbitante, despilfarrando dinero que no tenían en estupideces para ganar popularidad (hola, Horacio! Tqm). Pretendieron evitar la altísima inflación con controles de precios y mantuvieron el proteccionismo comercial de los K (el TLC Mercosur - Europa por ahora es piripipí. Pregúntenle si no a un chacarero o métanse en ebay o tómense un Uber).
    • que son honestos: no están los bolsos de Lopecito, ni las cadenas nacionales, ni 678. Que éstos no roban tanto te la tomo pero lejos están de orinar agua bendita. Lo que le hicieron a Espert fue muy burdo (primero le borocotizaron a Assef que era el que le vendía el sello y luego un juez sin competencia impugnó las candidaturas en PBA que ya habían sido aprobadas por la justicia electoral). Nota al margen: la intervención al BCRA estaba mal cuando se atrincheró Redrado pero bien cuando lo hizo el fanfa de Marcos Peña? Y agrego: no haber repetido todos los desastres que hicieron los K (sólo unos cuantos) no los hace buenos. Se la pasaron descansando desde la poltrona a los “plateístas” “liberalotes” “que nunca gobernaron nada”. Muchos de ellos los votamos con desconfianza pero sabiendo que había que sepultar a los K. Durante 4 años mantuvieron vivo al cuco y se mimetizaron bastante.
    • No se puede, te prenden fuego el país, Argentina no es Suiza (dicen los adalides de la pluralidad y el respeto por la diversidad). Este argumento encierra aquella visión curiosamente fascista según la cual la raíz de todos nuestros problemas son los “negros” peronistas (también fachos, por cierto) que no dejan gobernar a los buenos radicales (que curiosamente aplican las mismas políticas). Se caen de culo si les contás que cuando se hizo lo que propone Espert los suizos se venían a vivir acá.
    • Hay que votar a Macri para que no vuelvan los K. ¿Ése que lleva de vice a Pichetto y a Lousteau de legislador? Bueno, la gente cambia, pasaron más de 10 años desde la 125. Sí, pero en este caso fue al revés. Los que se oponían a las retenciones las volvieron a poner enseguida... y eso no fue hace mucho.
  • El que no cambió tanto es Espert. Buscá sus apariciones en tv en los 90, sus críticas furibundas a los K y su inclaudicable lucha por la libertad. Sin aparato (o sea sin deberle nada a nadie) propone algo simple: retrotraer al estado a sus funciones centrales para tener un estado pagable con funcionarios bien remunerados (sí, esto implica rajar gente y te lo dice sin pelos en la lengua), desregular el mercado laboral (“Moyano, voy contra vos” dijo el otro día con Mauro), bajar impuestos y regulaciones (tal como lo hacen nuestros vecinos Perú, Chile o Paraguay) y apertura comercial en serio. No la de las fotitos con Trump porque colocaste unos limones sino de esa en la que comprás afuera y no te aparece un cartel que dice: “a ese país no enviamos”.

Me van a decir: “Mauricio decía lo mismo pero una vez que llegás al gobierno es diferente. Boca y CABA es más crédito que el programa de Fantino”. Macri decía algunas cosas parecidas y otras no tanto. Es más, lo continúa haciendo, pero jamás con la vehemencia ni la consistencia con la que lo hace Espert. Por otra parte, resulta más irritante aún que se ponga en ese lugar de comentarista como si no tuviera responsabilidad alguna... “Uy! Se rompió” le falta decir. Al mismo gobierno que emitió un festival de bonos a tasas exorbitantes para -infructuosamente- parar la inflación no se le ocurrió (o no tuvo el coraje para) vetar el suicida impuesto a la renta financiera. ¿Éstos son los que nos van a sacar del pozo?
Si creés aquello de que en campaña es una cosa pero cuando te toca gobernar es distinto tomame estos dos argumentos:
  • Macri dijo A e hizo B. Dale por lo menos la chance a este otro que todavía no te garcó con B
  • Si la agenda de Espert te parece la correcta pero querés votar “a tal para que no gane tal otro”, sería bueno mostrarle al próximo gobierno que hay un segmento importante de la población dispuesto a apoyar medidas antipáticas e impopulares en pos de sanear este país decadente. Los castigos son bastante más útiles que los premios cuando nos equivocamos.

Si creés, como el gauchito gil ese que me mandaron, que no hace falta cambiar el rumbo, que estamos a mitad de camino, que el gobierno de Macri está haciendo una buena gestión y que lo que propone Espert no es adecuado, te pido un favor: tratá de entender lo que escribí más arriba y comprenderás que no estamos para nada de acuerdo y, sobre todo, por qué me cae tan como el orto que me pidas restarle apoyo a David para bancar a Goliath.