Desde sus
orígenes el nuestro fue un país mayormente manejado por oligarcas
inescrupulosos, con breves períodos en los que héroes olvidados por la
“historia que te contaron” lograron enfrentar a cipayos e imperialistas
antiargentinos y lucharon por la dignidad de los oprimidos.
Pero un día
llegaron Néstor y Cristina. Con tremendo coraje descolgaron el cuadro de un
retirado Videla y nos liberaron de usureros como el FMI, las AFJP o los
poderosos grupos económicos. Con artistas de la talla de Fontova y Pablo Rago
nos devolvieron la cultura. Con Máximo a la cabeza los muchachos de La Cámpora
despertaron en los jóvenes la alegría y el interés por la política. Las aguas
se dividieron cuando para preservar el medioambiente, proteger la mesa de los
argentinos, redistribuir el ingreso y, de paso, castigar la avaricia de los ricos
golpistas, intentaron poner un impuesto al “yuyo” que tan bien se vende en el
exterior.
Desde
entonces -y con mayor escarnio tras la muerte de Néstor- los grandes medios de
comunicación, con el apoyo de la oligarquía de siempre intentan engañar a la
sociedad. Hacen terrorismo mediático, anunciando o generando problemas
inexistentes como la inflación, la inseguridad y la corrupción, mientras
ocultan las maravillas del milagro argentino. Hoy tenemos un gobierno magnánimo
que nos regala graciosamente jubilaciones, plasmas, milanesas, sueldos, fútbol,
TC, aerolíneas, energía, transporte, créditos… relato, para todos.